CAPITULO SIETE
Las exploraciones españolas a la costa noroeste de América fueron mucho más completas y numerosas de lo que generalmente se conoce. Si no prosperaron los intentos de colonización o por lo menos, la ocupación permanente de algunos lugares estratégicos claves, el fracaso se debió a varios factores, algunos de los cuales se analizan más adelante. Como las exploraciones y las expediciones de colonización las llevó a cabo la Real Armada, sólo cabe aquí relatar los esfuerzos del Real Ejército cuyos soldados y oficiales tendrían que presidiar la tierra.(1)
El problema de Nootka
La isla de Nootka, Nutka o Nuca--los tres nombres aparecen en los documentos de los archivos-- había sido visitada por Juan Pérez en el Santiago en 1774. En esa ocasión, el piloto Juan Esteban Martínez perdió dos cucháras de plata que le robaron los indios.
Ignacio de Arteaga expedicionó con el Princesa en 1779. Arteaga reconoció una amplia bahía que llamó Puerto Bucarelli. Esta exploración fue tomada como base sobre la cual la corona reclamaría más tarde su soberanía hasta la latitud 61 N.
En abril de 1778 el ilustre capitán inglés James Cook, alcanzó la excelente bahía de Nootka que llamó Friendly Cove en atención a la gran amistad que mostraban los indios. El capitán Cook pudo obtener dos cucháras de plata, prueba de que allí habían estado los españoles. Eran las cucháras robadas a Martínez en 1774. El historiador Warren L. Cook cree que los diez años que siguieron a la expedición de Arteaga fueron decisivos en la pérdida final del territorio por la Corona.(2)
Entre 1779- 1788 no se hizo nada por expedicionar al norte. Hay que considerar que el sistema administrativo de las Provincias Internas bastante tenía ya con California para expedicionar sobre el resto de su territorio que supuestamente se extendía hasta el Artico. Es cierto que el territorio norte no era más que una extensión de California pero la realidad es que ni el Comandante General, ni el gobernador, tenían los recursos o la autoridad para hacer alguna avanzada en la costa desconocida. Bucarelli sentía su primera obligación hacia el mantenimiento y conservación de lo que ya se había logrado en California. Las cosas se iban a complicar aún más con la muerte de Bucarelli. Quedó como virrey interino Martín de Mayorga hasta que asumiera Martín de Gálvez que asumió en 1783 para morir antes de un año. Le sucedió su hijo Bernardo, el Conde de Gálvez que lo sobrevivió poco más de un año. Le siguió un período de acefalía casi total que duró casi 24 meses. Los cortos gobiernos, como los interinos eran ineficaces, incapaces de llevar una política agresiva y de arriesgar recursos como la ocupación del noroeste lo demandaba. Con razón, entonces, piensa Cook que esos nueve años de total inacción en los mares del norte fueron decisivos.
El capitan Esteban Martínez que recibió a La Pérouse en Monterey tenía noticias de actividades extranjeras en esos mares, aunque el francés no le mencionó que había explorado, bautizado y tomado posesión de un lugar que llamó Port des Français. Martinez informó al virrey que por su parte informó a Madrid. Pero en la corte ya se habían recibido alarmantes noticias. El embajador español en Moscú informaba de una expedición al Pacífico norte encabezada por el inglés Billings. Desde Concepción, Chile, primer punto de recalada de La Pérouse en el Pacífico, informaba Don Ambrosio O'Higgins de la expedición rusa y de las intenciones de La Pérouse. Los informes de Martínez venían a confirmar estas sospechas. Se daba como un hecho que los rusos habían establecido un puesto de recolección de pieles, posiblemente en Nootka.
Carlos III ordenó una cuarta expedición al noroeste en enero de 1787. Con algún retraso ocasionado por la muerte del virrey Gálvez, se hizo la expedición a la mar. Esta consistía de la Princesa al mando de Esteban Martínez. Su consorte sería el San Carlos, alias Filipino al mando de Gonzalo López de Haro.
Los comandantes se enredaron en una amarga disputa que resultó en exploraciones individuales. López de Haro fue informado por el ruso Delarov en Unalaska que dos fragatas rusas se alistaban para establecer un puerto en Nootka. Martínez llegó a las Aleutias y allí encontró a Potab Zaikov quien le repitió la misma información. Pero más alarmante aún fue la noticia de que esta medida por parte de los rusos, se debía a que los ingleses ya comerciaban con pieles de Nootka y que habían levantado una casa de dos pisos en ese lugar. Se trataba de una empresa privada propiedad de un ex-teniente inglés, John Meares.
La decisión de ocupar Nootka
El informe rendido por Martínez al regresar a San Blas fue decisivo. El virrey vio venir la amenaza desde varias direcciones. Los anglo-americanos se aventuraban ya en la región; los ingleses comerciaban en las pieles; los franceses habían explorado. Había que ocupar Nootka cuanto antes. Sin esperar la aprobación de Madrid, dio orden a Martínez que llegara hasta Nootka y que "simulara" ocuparla. (3)
En febrero de 1789 se hacían a la mar otra vez la Princesa y el Filipino. Viajaban abordo 28 soldados comandados por un sargento y dos cabos. Era el contingente que aportaba el Real Ejército a la expedición.(4)
Al llegar a Nootka, Martínez desembarcó la tropa en una isla a la entrada del fondeadero. Hizo cortar arboles, amontonar rocas, y aplanar una superficie apropiada rellenando con tierra y rocas los bajos. Se levantó primero una carpa y luego un edificio de madera donde había una guardia permanente. Se trataba del fuerte de San Miguel en la Isla de los Cerdos. Otro lugar se preparó en un islote más pequeño separado por un canal del fuerte, fue el Baluarte de San Rafael. Se prepararon emplazamientos para los cañones que apuntarían a la entrada de la ensenada, hacia el mar y hacia la bahía. Un edificio bajo detrás de las baterías contendría la pólvora, las balas y el cuartel para los soldados.(5)
Martínez tenía urgencia en terminar sus preparativos pues creía que pronto llegarían los rusos.
Martínez apresó a la barca Ifigenia que llegó a Nootka con bandera portuguesa pero que era propiedad del inglés Meares. Luego retuvo la goleta Northwest America y después de repararla, la bautizó Santa Gertrudis, la Magna. No apresó sin embargo, a una tercera nave, la Princess Royal a la que permitió zarpar más tarde llevando la tripulación y la carga de la goleta capturada.
En Junio de 1789 se llevó a cabo un acto de toma de posesión e inauguración de las defensas. Martínez invitó a un suntuoso banquete a los capitanes que estaban en el puerto. Se dieron vivas al Rey, salvas de cañón y mosquete. Los norteamericanos al parecer, recibían un tratamiento especial de parte de Martínez. Fueron los testigos de la ceremonia de ocupación aunque también asistieron los oficiales del buque capturado. Dice Martínez que su principal preocupación era la de fortificar la posición lo mejor y más rápidamente posible antes de que llegaran en la primavera y verano, los buques que esperaba.(6)
Después de capturar el Argonaut que entró también en Friendly Cove sin los papeles en regla, tuvo Martínez que apresar a la Princess Royal, que había desobedecido sus instrucciones y que con abismante estupidez de su comandante, había regresado a Nootka. El Argonaut era el más velero de estos buques y Martínez lo despachó a San Blas con informes para el virrey de todas sus acciones en Nootka.(7)
Pero a fines de julio llegaba a Nootka la fragata Aranzazu que traía provisiones para la gente de Martínez. Las provisiones estaban en mal estado pero las noticias que traía eran peores: había muerto el Rey Carlos III y el virrey Flores ordenaba el abandono de Nootka antes del invierno.
Se desmantelaron las defensas de San Miguel, se rellenaron las trincheras y todas las posiciones fueron inutilizadas de manera que ninguna otra nación pudiera usarlas. Estaban los españoles ocupados en estas tareas cuando llegó la goleta norteamericana Fair American. Martínez que hasta ese momento había mostrado gran deferencia con los anglo-americanos, la capturó y decidió llevarla a San Blas para que allí decidieran las autoridades lo que debería hacerse. La goleta estaba en pésimo estado y su tripulación no le iba en menos: flacos, enfermos y vestidos de andrajos. Martínez los embarcó en su buque y marineró la goleta con su gente después de repararla.
A principios de diciembre llegaban las naves a San Blas habiendo abandonado una empresa que representaba un magno esfuerzo. Pero mientras Martínez había obedecido de mala gana la orden del virrey de retirarse de Nootka, en Madrid se aprobaba la ocupación y se daba orden de defender el surgidero contra todos los agresores. Pero esto ocurría en momentos que había un cambio de virrey en México. Flores era reemplazado por el segundo conde de Revillagigedo, considerado por muchos historiadores como el más brillante de los virreyes en México.
La segunda ocupación
Revillagigedo que venía de España, se dio cuenta de la importancia que la captura de estos buques ingleses implicaba. Al parecer Flores no le informó de que había dado la orden de abandonar Nootka. Antes de un mes, daba ordenes de reforzar Nootka lo antes posible. Esta vez el fuerte se construiría como estación permanente y la tropa consistiría en una compañía de Voluntarios de Cataluña, tropa escogida que como hemos visto, era requerida en todas las emergencias. Pero antes de que saliera la expedición, llegó Martínez con la noticia, sorprendente para Revillegigedo, que Nootka había quedado abandonada.
Mientras el incidente de Nootka llevaba en Europa a Inglaterra y España al borde de la guerra, en San Blas se preparaban tres buques para reocupar el objeto de la disputa. El comodoro era Francisco de Eliza que flameaba su bandera abordo de la fragata Concepción de 30 cañones. Eliza llevaba instrucciones de repeler con la fuerza cualquiera intromisión. Debería primero erigir un fuerte con 20 cañones que llevaba para este propósito. Servirían la artillería y la guarnición del fuerte, la Primera Compañía Franca de Voluntarios de Cataluña. La compañía contaba con 80 plazas pero Don Pedro Alberni, su comandante en Nootka hasta 1792, embarcó solamente 76 hombres.(8)
Una vez instalado el fuerte, las naves deberían explorar hacia el norte y el interior del estrecho de Juan de Fuca.
Alberni exigió que se entregaran nuevas armas a su compañía, que se pagaran los sueldos atrasados y que se remediaran otras omisiones. Se accedió a todos sus deseos aunque no fue posible proveer de nuevos fusiles a los soldados. Algunas armas se entregaron en Tepic pero Alberni tuvo que esperar en Nootka hasta Marzo de 1790 cuando le llegaron 76 fusiles con sus respectivas bayonetas y debidamente empacados en cajas de madera. Sin embargo, para lograr el pago de sus soldados tuvo que encararse con el comisario de San Blas produciéndose un agrio incidente entre los dos oficiales. Alberni fue acusado de desobediencia y desacato lo que le valió 70 días de arresto militar impuestos por el virrey. La pena se cumplió abordo de la Concepción y en Nootka, desde donde escribió una carta de disculpas al virrey.
El primero de abril llegaba Eliza a Nootka y encontró desierto Friendly Cove. Se nombró el fuerte Santa Cruz de Nootka. El capitán Pedro Alberni se encargó de preparar los terrenos y erigir las fortificaciones. Se escogió el mismo lugar que Martínez había ocupado en 1789. (9)
Se construyeron nueve edificios: bodegas, cuarteles, santabárbara y un gran edifico para la comandancia. Se levantaron los baluartes y se instalaron los veinte cañones. Se limpió un buen pedazo de tierra para la agricultura. Los indios, encabezados por el cacique Macuina ayudaron gustosamente al desembarco de los materiales y la construcción de los edificios. (10)
El capitán hizo plantar diferentes semillas en diferentes períodos de manera que se determinara la mejor época. Aves de corral proveían de huevos y carne. Se llevaron vacas, cerdos y borregas. La energía desplegada por este grupo y los recursos a su disposición hacían de San Miguel de Nootka el mejor presidio de las Provincias Internas. El historiado Cook dice "A Alberni hay que darle crédito de haber creado en Friendly Cove un refugio y socorro para gente de todas las nacionalidades en años venideros."(11)
La cebada, las patatas y los frijoles crecieron en abundancia. Coles, nabos, calabazas, remolacha , cebollas, ajos, zanahorias, espinacas y cilantro crecían con facilidad y se habla hasta de alcachofas. Los rábanos y la lechuga alcanzarían tamaños extraordinarios. Pero estas plantaciones fueron sólo experimentales y los soldados tendrían dificultades en procurarse el alimento.
El capitán Alberni era un oficial extraordinario. Habiendo fallecido los dos alféreces de la compañía, Francisco María Bucareli y Mauricio Fraulia, tuvo el comandante que delegar parte de su autoridad en el sargento Joaquín Tico. Pequeños destacamentos de voluntarios se embarcaron en los bajeles durante sus viajes de exploración, actuando como infantería de marina.
A Alberni hay que reconocerle también un talento sicológico extraordinario. Cuando los indios se mostraban reacios a acercarse a los españoles y se había producido un par de incidentes, Alberni escribió un canto de honor al cacique Macuina en su propia lengua. Hizo que sus soldados lo cantaran con la música de una canción andaluza, el "mambrú", hasta que llegó a oídos del cacique. Macuina lo aprendió de memoria y años después todavía lo cantaban los indios en Nootka.
Un hecho poco conocido fue la compra, con fines humanitarios, de los rehenes que el cacique Macuina capturaba de las tribus enemigas. Se sospechaba que Macuina era caníbal y que engordaba a estos pobres adolescentes para comérselos. Alberni logró obtener varios de ellos que pasaron a vivir en el presidio hasta que se presentara la ocasión propicia para enviarlos a alguna misión donde los frailes pudieran ocuparse de su conversión y educacón.(12)
Obedeciendo las ordenes del virrey, Eliza envió a Salvador Fidalgo al mando del San Carlos hacia el norte. Viajaban con el, quince voluntarios al mando del cabo Juan Yñiguez. Fidalgo reconoció y nombró el seno Valdés y el puerto Cordova que se conservan hasta hoy. En la ensenada Cook encontraron un puesto ruso y otro más adelante pero no se detuvieron. Su misión era explorar e informar de los establecimientos. Fidalgo regresó directamente a San Blas. Esta expedición completó los conocimientos que se tenían de la costa de Alaska pero como apunta el ya mencionado historiador Cook, "no tendría consecuencias políticas pues sucesos simultáneos que ocurrían en Europa iban a minar todos los derechos españoles en esa costa."(13)
Una segunda expedición al mando de Manuel Quimper con la Princesa Real (ex-Princess Royal), exploró el estrecho de Juan de Fuca y descubrió una excelente posición a su entrada que llamó Nuñez Gaona en honor del comodoro de la flota española. Quimper exploró el interior del seno, hoy conocido como Puget Sound y pudo informar en San Blas de la enorme extensión del laberinto de canales que lo componían.
Eliza invernó en Nootka durante 1790-91. Fue un invierno durísimo en que se perdieron las siembras. Faltos de provisiones tuvieron que matar el ganado que esperaban reproducir. Había 250 hombres que alimentar y muchos sufrían de escorbuto. En Marzo llegó el San Carlos y más tarde, la Aranzazu haría dos viajes, uno de ellos desde Monterey llevando provisiones de California.
La lluvia y el intenso frío fueron inconvenientes serios para la tropa de Alberni. Resfriados, cólicos, reumatismo, escorbuto, y diarrea, debilitaban a los soldados. De los 80 soldados originales, sólo 59 aparecían en la revista de marzo de 1793: una pérdida del 16% de sus efectivos en poco más de tres años de guarnición. Pero el capitán los mantuvo en actividad constante y no sabemos de incidentes serios. Los indios se retiraban a refugiarse en el interior del seno durante el invierno. Como éstos no estaban protegidos por los misioneros, el problema de las mujeres no aparece ante la historia como muy grave. Los indios se dieron cuenta que era mucho más fácil vender los servicios de sus "esclavas" que atrapar nutrias y preparar las pieles, con que comerciar con los soldados.
La guarnición española de Nootka se mantuvo sin rival desde su fundación en 1790 hasta 1793. Varias embarcaciones de diferentes nacionalidades, ingleses, franceses y anglo-americanos en su mayoría, navegaban por los canales de Alaska e incluso entraban y anclaban en Friendly Cove, bajo los cañones mismos del fuerte. El presidio se abastecía con los mismos buques de San Blas que llevaban las mercaderías a California. A veces recogían provisiones frescas en sus recaladas en Monterey o San Francisco.
Una de las pocas distracciones en la monótona vida de la guarnición fue la visita de la expedición de Malaspina. El 13 de agosto de 1791 las fragatas Descubierta y Atrevida anclaron en Friendly Cove después de haber buscado infructuosamente el fabulosos estrecho inexistente. Después de 15 días de observaciones científicas, zarpaban con destino a Monterey.
En el verano de 1792 y en vista de que el peligro de una confrontación armada había desaparecido en Nootka, Don Manuel de la Bodega y Cuadra, decidió mandar de vuelta a San Blas a la fragata Concepción que había invernado ya dos años. También envió de vuelta a su antigua guarnición de Guadalajara a los voluntarios catalanes. Alberni embarcó a su compañía, bastante diezmada por las enfermedades, la mala alimentación y el frío, y a fines de la temporada, ya estaba en las cálidas tierras de San Blas.
Ocupación del Estrecho de Juan de Fuca
En 1792, el nuevo virrey, conde Revillagigedo, después de informarse de las exploraciones de Malaspina en Juan de Fuca, decidió ocupar la orilla sur del estrecho. Se escogió el puerto de Nuñez Gaona. Se embarcaron en la Princesa con Salvador Fidalgo, trece soldados "catalanes" al mando de un cabo. El lugar escogido presentaba excelentes condiciones defensivas ya que era una meseta rocosa frente al mar junto a un arroyo de aguas muy claras una de cuyas márgenes quedaba cubierta por la empalizada. Gracias a la fortaleza de los árboles de esa región, la empalizada era de maderos gruesos, extendidos horizontalmente y suspendido a postes en ambos lados. No se necesitaba una pared de tierra o piedra como en California. Se levantaron varios edificios: bodegas, cuartel y enfermería. Excavaciones posteriores han desenterrado numerosos ladrillos lo que hace pensar que se construyó un horno. Se emplazaron los cañones y ya en junio, al llegar la Sutil y la Mexicana, el establecimiento estaba funcionando, indicando a los indios cual era el poder y la capacidad de fuego española con un cañonazo a la salida y otro a la puesta del sol.
Un sólo incidente enturbió las relaciones con los indios. Antonio Serrantes primer piloto de la Princesa, se aventuró sólo en el bosque y fue muerto por los indios. El comandante Fidalgo cañoneó en represalia dos canoas cargadas de indios matando a todos sus tripulantes con la excepción de un niño y una niña. Según la tradición, se trataba otra vez de asuntos de mujeres.
Cuando Bodega no pudo ponerse de acuerdo con Vancouver sobre el límite que establecía el tratado de 1790, Bodega decidió que el puesto de Nuñez Gaona era innecesario. Era un establecimiento costoso de mantener y además no tenía un fondeadero seguro pues el fondo era rocoso y la amenaza de los indios era seria lo que obligaría a aumentar su guarnición. Después de consultar con una junta de guerra, ordenó su abandono, dejando a los indios todos los edificios que eran diez y un jardín o huerta. Todos los artículos útiles se embarcaron en la Princesa y el 27 de Septiembre de 1792 se abandonó Nuñez Gaona. El nombre, difícil de pronunciar para los anglo-sajones, no se conservó y retornó al original nombre indio Neah Bay. Unos meses antes en Julio de 1792, Alberni se embarcaba con la mayoría de sus tropas con destino a Monterey. Dos cabos y veinte soldados habían permanecido en Nootka. Otra parte de la tropa permanecía como guarnición abordo de los buques de guerra.
El tratado de Nootka
Mientras tanto, se había firmado en Europa una convención el 28 de octubre de 1790. Este tratado fue el resultado final de los apresamientos de Martínez e Inglaterra hizo valer sus derechos basándose en las expediciones de Cook y la "casa" de Meares cuya verdadera dimensión y calidad entró más tarde en tela de juicio. El tratado exigía el retorno de las "propiedades inglesas" a sus dueños legítimos pero lo más grave era que España renunciaba prácticamente a su soberanía exclusiva en la costa noroeste y los derechos de pesca, navegación, caza de nutrias y comercio de pieles se compartirían entre las dos naciones.(14)
Los detalles de este tratado tardaron bastante en llegar a México y por supuesto, todavía mucho más en llegar a Nootka. No fue sino hasta la primavera de 1792 cuando se juntaron en Nootka los dos comisionados encargados de poner el tratado en ejecución. Don Juan Francisco Manuel de la Bodega y Cuadra comprendió que como no había tierras, ni edificios ni establecimiento alguno que pudiera aceptarse como inglés, no existía un límite. Propuso al comisionado inglés, capitán George Vancouver, que establecieran una línea divisoria. Para esto se abandonaría Nootka y el límite sería el estrecho de Juan de Fuca. Vancouver se negó a aceptar el compromiso y exigió la evacuación inmediata del puerto por parte de España. Como los comisionados no lograron ponerse de acuerdo se enviaron los correspondientes oficios a España y el 11 de enero de 1794 se firmaba en Madrid un "Acuerdo o Convenio" para la ejecución del artículo primero del malhadado tratado.
El convenio estipulaba en su contra-declaración, "Que entonces el oficial británico hará enarbolar la bandera británica sobre el terreno así restituido, en señal de posesión. Y que después de estas formalidades, los oficiales de las dos coronas retirarán respectivamente su gente del puerto de Nootka." Y más adelante agrega: "Pero que ni la una ni la otra de las dos partes hará en el dicho puerto establecimiento alguno permanente, o reclamará allí derecho alguno de soberanía ó de dominio territorial con esclusión de la otra."(15)
Los jóvenes indios que habían sido rescatado de Macuina viajaron a California donde permanecieron en los presidios como sirvientes.
En Nootka, los indios ocuparon las posiciones del abandonado presidio. Los europeos, de acuerdo con el convenio, habían abandonado el lugar. Aunque el tratado permitía a las dos naciones a establecer bases, pueblos o presidios en cualquier punto de la costa al norte de la bahía de Bodega, España no ejerció nunca este derecho y debido a la pobreza del erario, la falta de iniciativa y tal vez, la ignorancia, se perdió para siempre la costa noroeste.(16)
Las visitas de Vancouver
Ya se ha visto a este insigne explorador como comisionado británico en Nootka. George Vancouver era un viajero experimentado que había servido en dos viajes con el capitán Cook. El 14 de Noviembre 1792 entraba con su buque Discoverer a la bahía de San Francisco. El virrey había informado de la posible recalada de la expedición en algunos presidios y se habían dado ordenes de recibirla y prestarle toda la ayuda posible, pero sin comerciar con ellos.
Hemeregildo Sal que se hallaba como comandante en San Francisco los recibió amigablemente. Era la primera visita que llegaba al puerto y cuando Vancouver mostró interés en ver otra misión, se le facilitaron caballos y una escolta a cargo del sargento Pedro Amador y cinco soldados para que visitara la misión de Santa Clara. Sus superiores le reprocharían más tarde esta generosidad y lo que consideraban falta de disciplina al haber permitido a un capitán inglés tanta libertad. Pero gracias a Sal tenemos hoy día una visión muy completa de la misión, de los indios y del campo que la rodeaba.
A su regreso a San Francisco, Vancouver encontró al Daedalus, su otro buque y se le avisó desde Monterey que allí se encontraba su transporte Chatam. Sal proveyó de legumbres frescas, huevos, gallinas, ganado menor y mayor en pié. De acuerdo con sus instrucciones se negó a recibir pago pero aceptó un barril de ron y otro de vino y varias herramientas que le dejó Vancouver. Vancouver escribiría más tarde una buena descripción del presidio y de la misión de Santa Clara.
En Monterey se encontraba Don Francisco de la Bodega y Cuadra, el oficial de marina de mayor antigüedad en el Pacífico español y en ese momento, comisionado para el asunto de Nootka. Aunque los dos comisionados no se habían puesto de acuerdo sobre los límites en Nootka, los unía una gran admiración mutua y Bodega se quedó en Monterey hasta que Vancouver terminó de apertrechar y reparar su naves. Por cincuenta días se mantuvieron los buques ingleses al ancla mientras se hacían observaciones en tierra y reparaciones abordo. No se aceptó pago alguno y el 15 de enero de 1793 salían juntos de la bahía de Monterey los buques de Inglaterra y España.
Arrillaga como gobernador interino estaba temeroso de la libertad que Sal había permitido a los ingleses en San Francisco. Si bien es verdad que Bodega y Cuadra se había comportado en igual o mejor forma en Monterey, el comisionado era el representado del rey en tanto que Sal era su subordinado. La preocupación del temeroso Arrillaga se complicó con la llegada de una comunicación del virrey, fechada el 24 de Noviembre de 1792 en la que se le prevenía de la visita de buques ingleses y que especialmente se le ocultara la debilidad de las posiciones españolas en la costa. Esta comunicación muestra al virrey en una completa falta de ignorancia de la realidad en California. Vancouver, que no esperaba encontrar grandes defensas como en Veracruz, Cartagena, San Juan de Ulúa, Valdivia o Callao, quedó sorprendido de las débiles posiciones. San Francisco tenía dos cañones, ninguno de los cuales podía alcanzar un barco al pasar por la bocana de la bahía. Monterey tenía ocho, Santa Bárbara dos y San Diego tres. Ni uno sólo estaba montado para cubrir la defensa del puerto que resguardaba. Escribiría más tarde,
La monarquía española retiene esta parte del país bajo su autoridad con una fuerza, que de no haber sido testigos al verla, no habríamos creído que un grupo tan pequeño de gente pudieran mantener el respeto de los nativos del país, sin usar métodos duros o medidas injustificadas. La tropa es totalmente incapaz de hacer cualquiera resistencia a una invasión extranjera, ataque que no es de ninguna manera improbable.(17)
Vancouver volvió a la costa en Mayo de 1793. En San Francisco Sal lo recibió con cortesía pero sin la afabilidad y la generosidad de su visita anterior. Le dirigió además una carta e instrucciones por escrito pidiéndole que indicara el motivo de su visita y los días que esperaba pasar en el puerto. Vancouver sin comprender este cambio de actitud, esperó la llegada del Chatam y luego salió a Monterey donde ancló el 1 de noviembre de 1793. Arrillaga se entrevistó con él y le impuso condiciones sobre su estadía en el puerto. Vancouver se ofendió y en cuanto pudo zarpó hacia el Sur sin aprovisionarse de agua y sin cargar algunas provisiones que se le habían preparado. Arrillaga envió ordenes a los presidios de no re-aprovisionarlos y de pedirles que se retirasen.
Los buques se adelantaron al correo militar que iba por tierra y llegaron a Santa Barbara donde Goicoechea los recibió amistosamente aunque les impuso algunas restricciones de movimiento. Vancouver hizo aguada y leña. Recibió un pequeño rebaño de ovejas y cargas de provisiones frescas que trajeron 20 mulas desde San Buenaventura.
El 27 llegaba a San Diego y allí fue recibido por Zuñiga que se preparaba para trasladarse a San Blas. Grajera, el nuevo comandante, los recibió con amabilidad y a pesar de las ordenes de Arrillaga les prestó toda la atención que necesitaban. Vancouver se hizo a la mar el 9 de diciembre de 1793 dispuesto a cruzar el Pacífico. Dejaba en recuerdo de sus amigos, los nombres de Punta Argüello, Punta Sal, Punta Fermín, Cabo Lasuén, pero por supuesto, ignoró a Arrillaga por su mala voluntad y probablemente a Goicoechea por la dificultad de su nombre.
El virrey aprobó de la conducta de Arrillaga y reiteró sus ordenes de que no se permitiera a los extranjeros examinar el país, como lo había hecho Sal y se prohibiera la exportación de ganado en pié que había autorizado Argüello en Monterey. Las visitas de los ingleses y sus exploraciones en la bahía de Bodega, movieron al virrey a ordenar la ocupación de ese puerto. Goicoechea se trasladó desde Santa Barbara con diez soldados, un sargento, un albañil y algunos materiales. Se le transportó al otro lado de la bocana pero después de permanecer una semana sin moverse hacia el norte y sin hacer absolutamente nada, se volvió a San Francisco. Arrillaga informaba al virrey que la ocupación de Bodega se prorrogaba por un año. Fue la prórroga de la eternidad pues no se hizo esfuerzo alguno por ocupar esta estratégica bahía. Los diez soldados y el albañil quedaron en el presidio de San Francisco donde aumentaron la guarnición de Sal.
Vancouver volvió una tercera vez a California. Fue después de su último intento de terminar con el asunto de Nootka. Pero allá se encontró con Alava y éste le informó que había sido reemplazado por el teniente Pearce, como ya se ha visto. Vancouver retornó a California y en Monterey tuvo el placer de saber que Arrillaga había sido relegado a un puesto secundario--era en realidad el vice-gobernador en Loreto-- y mientras llegaba el nuevo Gobernador, su amigo Argüello estaba cargo del presidio. Al llegar el nuevo gobernador, Diego de Borica, hombre jovial, alegre y de gran sentido del humor, se continuó con la cortesía y deferencia que Argüello había demostrado. Vancouver completó sus mapas y tratados. Por un mes descansó en Monterey mientras se renovaban sus naves. Hizo un viaje al interior y el 2 de diciembre de 1794 zarpaba por última vez de Monterey en dirección al Sur, al Cabo de Hornos, al Atlántico y a Inglaterra.
Vancouver era un hombre honesto e inteligente, hecho que reconocen todos los historiadores. Sus comentarios sobre las condiciones de los lugares que visitó nos han dejado la mejor relación que existe de la California española.(18)
La admiración de quienes con él trataron habla por sí sola, con la única excepción del antipático Arrillaga.
Notas al Séptimo Capítulo
1. La cuestión de Nootka ha sido tratado por varios historiadores. Las mejores versiones son: Manning, W.R. The Nootka Sound Controversy; Cook, Warren L. Food Tide of Empire, capítulos 8, 9 y 10; Thurman, Michael E.,The Naval Department of San Blas, capítulos 15, 17 y 20. Para una versión en castellano, veáse López Urrutia, Carlos, "Intento español de colonizar el noroeste americano", Revista de Marina, número 2/92, p. 181.
2. Warren L. Cook, Floodtide of Empire, Yale, 1973. Cook cree que Bucarelli es el principal responsable haciendo caer la responsabilidad en el Capitán General de las Provincias Internas que residía en Chihuahua, lugar aislado desde donde nada se podía hacer. pp. 91-92
3. El virrey Flores instruía a Martínez: "...siempre ha sido mi ánimo fingir no radicar por término alguno Establecimientos en Nooka." Flores a Martínez, Febrero 25, 1789, Archivo General de la Nación, Historia 65, fjas 374-377. Citada también por Cook, Flood Tide, p. 187
4. ¿Qué tropa era ésta? No se ha encontrado documentación que la identifique. Thurman en San Blas Naval Station, dice que Martínez "tenía orden de hacer uso de la tropa embarcada." Esto nos hace pensar que se trataba de una guarnición permanente abordo del buque, pero 16 y 12 soldados parecen una exageración para el tamaño de los bajeles. Nos inclinamos por creer que se trataba de la Compañía Fija de San Blas o tropa de infantería de Tepic.
5. Para una descripción geográfica de Nootka y de los aborígenes, veáse "Noticia de Nutka" en Boletín del Archivo General de la Nación, Tomo XXVIII, número 4, 1957 y siguientes.
6. Diario de Martínez, p. 71, en Colección de diarios, Vol. 6.Citado y traducido por Cook, Flood Tide, p. 159.
7. La mayoría de los documentos relacionados con esta primera ocupación se encuentran en el Archivo General de la Nación, México, Historia, Vol. 65.
8. Alberni dice que sólo le satisfacieron 76. Curiosamente la misma explicación que daría 4 años más tarde cuando se le ordenó embarcar su tropa para California. Thurman, Naval Department of San Blas, p. 310. Cita manuscrito de Alberni, "Relación de la Fuerza con que se halla dicha Compañía hoy día de la fecha," Puerto de San Lorenzo de Nootka, Agosto 23, 1790.
9. El acta de occupación se encuentra en Archivo General de Indias, Estado 43, 12.
10. Thurman, Naval Department of San Blas, p. 316.
11. Cook, Flood Tide, p. 277
12. Darío Manfredi, "Fabio Ala Ponzone, oficial de la Expedición Malaspina, en la costa noroeste de América (1791)", Derroteros de la Mar del Sur, Año 3, Número 3, 1995, pp.88. Véase también la carta de Ponzone, incluida en el Apéndice de dicho artículo.
13. Cook, Op. cit.p. 279
14. Cook, Floodtide, pp. 544 y ss. reproduce el texto completo del tratado de 1790 y del convenio de 1794.
15. Ibid.
16. Robin Inglis, "Bodega and Vancouver: Protagonists at Nootka, 1792", Derroteros de la mar del Sur, Año 3, Número 3, 1995, pp.65-81
17. Vancouver, Voyage II, p. 34. Citado también por Bancroft, California I, p. 529
18. Bancroft, California I, p. 526